viernes, 20 de agosto de 2010

Objetivos y contenidos de aprendizaje

Mucho se habla y se ha hablado sobre los objetivos y los contenidos de aprendizaje, unas veces elevándolos al centro del proceso educativo, otras, desconsiderándolos radicalmente.

Los objetivos de aprendizaje pasaron por momentos en la vida educativa, en que eran minuciosamente formulados y adhiriendo a teorías conductistas muy en boga, expresaban conducta por conducta que debían lograr los alumnos, y otros que desplazados por los contenidos, fueron literalmente olvidados.

Objetivos

¿A qué hacemos referencia cuando los abordamos en la planificación didáctica?

Señalan los aprendizajes que deberán poseer los alumnos al finalizar un proceso de enseñanza-aprendizaje.

Se definen como “cambios de conducta con carácter duradero”.

Esos cambios de conducta se manifiestan en el ser humano en el pensar, en el sentir y en el hacer.
Como el ser humano configura una unidad psico-física, no es posible determinar cuando un comportamiento corresponde a uno de estos aspectos señalados, el hombre y la mujer, responden en forma total ante las circunstancias de la vida.

Si se los separa en la formulación de los objetivos de aprendizaje de una clase, es precisamente para determinar el acento que se imprimirá a la conducción pedagógico-didáctica.

¿Cómo se formulan?

Sabemos que señalan una red de conductas a lograr, por eso se expresan mediante verbos, en “infinitivo” o en “presente de subjuntivo”, y se mencionan en términos de competencias.

En general, van precedidos por la frase:

“Que los alumnos puedan...”-o “logren”- / “Que los alumnos....”, según se utilice una u otra alternativa.

· Conocer / Conozcan.
· Analizar / Analicen.
· Planificar / Planifiquen.
· Asumir / Asuman.
· Respetar / Respeten

A veces vemos a los docentes con una lista interminable de verbos “aptos” para utilizar en la redacción de los mismos. Esto no es necesario ni es profesional, pues con sólo reflexionar sobre cuáles son las competencias que deberán alcanzar los alumnos -estos alumnos- en este proceso de aprendizaje, se hace innecesario recurrir a ello. En tal sentido y para su explicitación, es bueno preguntarse...“¿Qué me propongo que logren los alumnos -estos alumnos- al finalizar... tal período?”

Por eso….

No sirven las planificaciones “copiadas” o “utilizadas todos los años”

Veamos un ejemplo:
Si en el diagnóstico como docente considero que el grupo de alumnos a mi cargo, tiene dificultades para expresarse, los objetivos anuales que voy a producir son:

# Utilizar con corrección el idioma materno.
# Respetar las ideas de los demás.
# Interpretar los mensajes producidos por diferentes emisores.

Como vemos, cada uno de estos verbos, señalan competencias que deberán poseer los alumnos al finalizar el curso, y estas competencias a su vez, integran varias conductas, porque si una persona utiliza con corrección la lengua castellana -materna- debe conocer las reglas de puntuación, ortográficas, poseer nociones sintácticas, semánticas, etc., etc. Y esto lo podemos ver en cada uno de los tres objetivos redactados.

Criterios para formular los objetivos de aprendizaje

*
En términos de conductas finales
Porque se trata de los logros que se desean para el final del proceso “Desarrollar competencias para la expresión oral”, es un propósito para el proceso de aprendizaje. Se desarrollan estas competencias, durante el proceso de aprendizaje, cuando el docente todavía está guiando a las alumnos.

Lo importante, es que esas competencias las utilice solo, sin la ayuda del docente, lo cual puede ser al final de la unidad, de una clase o de un año, o también durante el proceso que responda a otros aprendizajes y que involucre a dichas competencias como saberes previos, dependiendo de las competencias en sí, que se desean lograr.

P or lo cual, se expresan como conductas producto -logradas- y no como proceso. Esto no quiere decir que durante el proceso de aprendizaje no se logre, porque nadie puede determinar con exactitud el momento de adquisición de los aprendizajes en cada uno de los alumnos, que como personas únicas e irrepetibles, tienen tiempos propios.

Lo correcto es:
Manifestar competencias para una correcta expresión oral.

Lo incorrecto es:
Desarrollar competencias para una correcta expresión oral.

“Desarrollar” no es una conducta final. Se “desarrolla” durante el proceso de aprendizaje.

* En términos de conducta de los alumnos
Se trata de que los alumnos logren aprendizajes, y éstos se manifiestan en conductas.
Por eso, al redactar los objetivos, éstos no deben expresar comportamientos del
maestro en la relación pedagógica o ser el enunciado de estrategias a utilizar durante
el proceso de conducción de los aprendizajes

Lo correcto es:
Manifestar competencias para una correcta expresión oral.

Lo incorrecto es:
E stimular para la adquisición de competencias para una correcta expresión oral.

“Estimular”, es una conducta que se propone el docente para sí. Pero no es una conducta que vaya a manifestar el alumno al finalizar el proceso de aprendizaje.

* Expresando una sola conducta por vez.
Este criterio señala la intencionalidad en el proceso de evaluación.
Si se formulan dos conductas en un objetivo, no se puede determinar su nivel de logro

Lo correcto es:
Manifestar competencias para una correcta expresión oral.

Lo incorrecto es:
Apreciar y utilizar competencias para una correcta expresión oral
.

Si el alumno “aprecia” la importancia de la utilización correcta del lenguaje para la comunicación, pero no se expresa correctamente, es decir, no utiliza los aspectos que configuran una comunicación eficaz, ¿Podemos decir que se logró lo esperado?

No olvidemos que los objetivos de aprendizaje, son los que determinan las estrategias de evaluación, dirigiendo la mirada a las competencias esperadas.

* Expresando un contenido por vez
Este criterio se basa en los mismos principios que el anterior

Lo correcto es:
Manifestar competencias para una correcta expresión oral.

Lo incorrecto es:
Reconocer la importancia de la utilización correcta de la lengua oral y de la función en el proceso pedagógico.

Repetimos... Si el alumno “aprecia” la importancia de la utilización correcta del lenguaje para la comunicación, pero no asume su valor en la propuesta pedagógico-didáctica, ¿Podemos decir que se logró lo esperado?

* Integrando los tres dominios de comportamiento
Porque el ser humano es único, no pueden obviarse ninguna de las competencias que lo caracterizan como persona total.

De hecho, el enunciado de conductas a lograr en cualquiera de los tres dominios, siempre implica la intervención de conductas en las otras dos áreas.

Si se los separa, es simplemente para determinar como dijimos, la intencionalidad de la acción educadora, pero no significa desconocer la indisoluble unidad bio-psico-física del ser humano

Área conceptual: Relacionado con el “conocer” cualquier tipo de información.
Comprende datos y sucesos. Implica recuerdo y comprensión.
Área procedimental: Relacionado con el “hacer”. Constituyen pasos secuenciados para arribar a una meta. Comprende comportamientos observables y no observables.
Área actitudinal: Relacionado con el “ser”. Comprende actitudes, valores, sentimientos.

Lo correcto es:
Expresar lógicamente, las propias ideas.
Reconocer los diferentes tipos de mensajes, de acuerdo a la intención del autor.
Respetar las ideas de los demás.

Lo incorrecto es:
Formular conductas de una sola de las áreas, olvidando las demás.

La mayoría de las veces se pone el acento en lo conceptual. Siguiendo el listado, con los procedimentales y los actitudinales en menor medida. No es necesario expresar la misma cantidad de objetivos para cada una de las áreas, pero sí es importante que se formulen los tres tipos de objetivos.

No es necesario, ni deseable, separarlos y mencionar su clasificación, en la planificación, porque en todos, aunque muestre predominancia de uno de ellos, están presentes todas las conductas.

Contenidos

Los “contenidos” expresan “el conjunto de los saberes relevantes que integran el proceso de enseñanza de todo el país”.

Esta conceptualización nos obliga a ampliar la idea tradicional: Los contenidos manifestaban la información relevante que constituía el eje de los programas de las distintas materias en los niveles de enseñanza.

Hoy, los contenidos expresan un conjunto de conocimientos de todo orden, que integran aquella información, pero que la superan, pues configuran las habilidades, hábitos, actitudes, en definitiva, las competencias –nuevamente el término- que una persona necesita para actuar en su grupo social.
Y decimos en su grupo social, porque estos contenidos están legitimados socialmente: son éstos y no otros, los que nuestra sociedad ha consensuado, porque forma parte de nuestra cultura.

Y sin dejar de lado la especificidad de los saberes, debe posibilitarse su abordaje interdisciplinario.

Respecto a los contenidos, los definimos como “a la selección de formas y saberes culturales cuya asimilación es considerada esencial para que se produzca un desarrollo y una socialización adecuados en los alumnos y alumnas en el marco de la sociedad a la que pertenecen”.

Partiendo de la definición de cultura, los “saberes culturales” constituyen todos aquellos conocimientos, informaciones, razonamientos, valores, habilidades, pautas de comportamiento, actitudes, etc. que son relevantes en una determinada sociedad.

Desde la reforma educativa en 1993, se los dividió en conceptuales, procedimentales y actitudinales, tal como se explicitan en los CBC.

Los contenidos conceptuales, incluyen datos, hechos y conceptos.

Los procedimentales al conjunto de acciones ordenadas con el fin de llegar a una meta.

Los actitudinales a aquellas manifestaciones relacionadas con normas y valores.

Volvemos a la clasificación mencionada en el tratamiento de los objetivos, no es necesario ni pertinente, separarlos.

Lo importante en esta clasificación era superar la visión tradicional que ubicaba a la información en un lugar relevante. Se intentaba de esta manera acentuar el espacio que tienen estos saberes en la intención pedagógica y permitía a su vez, guiar en la elección de las estrategias de conducción.

En la documentación de la época se leía “...la distinción no supone que deban planificarse necesariamente actividades de enseñanza y aprendizaje diferenciadas para trabajar cada uno de los contenidos”.

Salvo en casos excepcionales -cuando es necesario reforzar determinados aspectos del aprendizaje-lo que se sugiere es exactamente lo contrario: planificar y desarrollar actividades que permitan trabajar de forma interrelacionada los tres tipos de contenidos”.

Lic. Cristina Masip

Si Ud. utiliza este texto, mencione su origen. Gracias! 2010

3 comentarios:

  1. Muy simple explicación! Todo lo que he leído de su autoría es claro, simple y fácil de leer, esto demuestra una excelente conjunción entre la profesión de escritora y la de docente!!

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  2. Me agrada volver a refrescar viejos conocimientos que además son esenciales para la didáctica de la educación.La explicación de los contenidos, competencias y objetivos, son claros , precisos y muy necesarios para llevar a la práctica nuestra tarea docente.
    Silvana Pedron

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