miércoles, 30 de septiembre de 2009

El Polimodal... en el desafío de la ejecución

Boletín de AIEPBA. Año IX - Nº 76. Buenos Aires. Septiembre de 1999.

Llegó la hora de poner en marcha el Polimodal diseñado en cada escuela. La Lic. Cristina Masip, reflexiona sobre el instrumento fundamental para hacer posible un proyecto de calidad: el perfeccionamiento de los profesionales involucrados.

Querido colega del nivel Medio/Polimodal ¿Cómo terminó Ud. el año lectivo 1998?
No se moleste en responder...Creo escuchar su respuesta.
Fue un año intenso en el cual, los que nos dedicamos a reorganizar el nivel, nos vimos en no pocas complicaciones...
Decidir la Modalidad.
Decidir la Orientación.
Analizar nuevamente los objetivos institucionales para re-estructurar el Proyecto educativo institucional.
Hacer encuestas, reuniones con padres y alumnos; orientarlos, explicarles, asesorarlos...
Organizar los espacios curriculares.
Asistir a reuniones: externas para asesorarnos; internas, para asesorar.
Leer y releer circulares, reglamentaciones, disposiciones, resoluciones; a veces llegadas a destiempo, a veces inentendibles, a veces alejadas de la realidad de cada escuela, de cada comunidad.
Volver a pensar los espacios físicos, el mobiliario y el material adecuado al nuevo proyecto.
Sufrir con la matrícula.
Además -¿sólo además?- el tema económico.
Ciertamente, terminamos en una situación de agotamiento importante.
“Todo va a ser nuevo”, escuché decir a un directivo, “Hasta los docentes, porque no vamos a poder volver a la escuela”.
Esto quizás sea una versión extrema.
Pero creo que estamos de acuerdo en que fue un gran esfuerzo.

Y ahora ¿Qué?
Ahora, el segundo paso: Nuevamente hacer acopio de fuerzas para llevar adelante el proyecto soñado.
Los cambios en el sistema, aceptados por unos con satisfacción, cumplidos por otros como obligación, provocaron un verdadero desequilibrio. Tanta dedicación, no puede quedar sólo en papeles.
Es el momento de cristalizar lo proyectado: el momento de la ejecución.
Y en este sentido, parecería que el esfuerzo que nos espera a los docentes, y sobretodo a los que conducimos o asesoramos instituciones, es mayor que el ya realizado.
Guiar, impulsar, dirigir, asesorar, supervisar... pero con un nuevo concepto de lo que es la dirección, el asesoramiento y la supervisión.
Dirigir... consensuando, pero con los objetivos muy claros.
Asesorar... considerando las necesidades del “otro”, con la base que dan el marco axiológico de la escuela y los objetivos institucionales derivados.
Supervisar... No dejar de supervisar... pero con una actitud de respeto hacia el tiempo y los saberes de cada uno; con disposición al diálogo y al enriquecimiento que brinda el trabajo en grupo con el aporte de cada integrante desde el rol que desempeña.
Esto sólo es posible si, además de tener un conocimiento exhaustivo del proyecto deseado, poseemos una base teórica actualizada.
Y para ello, debemos estar preparados -de acuerdo a los resultados de investigaciones en educación, a los cambios científicos, a los avances tecnológicos- y adaptados -a las necesidades de la sociedad, a los requerimientos de los adolescentes-.
El aprendizaje es un proceso contínuo.
Sabemos que no bastan los saberes incorporados hasta hoy, para resolver las situaciones que surgen cotidianamente en las organizaciones. Y la escuela es una organización con notas distintivas que configura una problemática singular.
Las oportunidades de existen en el “mercado intelectual” para satisfacer esta necesidad, son muy variadas: Cursos presenciales, a distancia, semipresenciales; talleres; jornadas; seminarios; postgrados, masters, doctorados, etc, etc...
Y quizás esta abundancia nos complique aún más, porque son tantos los cursos y tan variados que no sabemos cual elegir.
El punto de partida para decidir la elección, a mi criterio, reside en la definición de la necesidad: Interrogarnos; conocer el contexto en el cual estamos inmersos; analizar a fondo las lagunas intelectuales propias y ajenas...
En definitiva: Tratar de “VER CLARO”.
Además, realizar un análisis exhaustivo de la oferta existente en materia de perfeccionamiento y/o actualización: cantidad no es sinónimo de calidad.
Es importante considerar en cada propuesta, los objetivos, contenidos, modalidad que adoptarán los encuentros, duración, y sobre todo, el curriculum del disertante o coordinador.
Y no olvidemos el factor siempre presente: Lo económico.
Todo esto nos permitirá realizar un diagnóstico ajustado que determinará una decisión oportuna.
El año que comienza, se perfila con una complejidad no habitual.
Necesita de dirigentes dispuestos a sortear las dificultades con una mente despierta, con amplitud de criterio y dispuestos a actuar en diferentes roles.
¿Me permite un último consejo?...
No trate de hacer “muchos cursos”; no se enloquezca, no se persiga, no se culpe...
Pero, HAGA... La modalidad la decide Ud...Lea, busque, investigue, comparta.
Para adaptarse a los cambios, para adelantarse a los cambios.
Para decidir aquello que verdaderamente le resulte beneficioso y saludable.
Para Ud... y sobretodo, para su institución.

Lic. Cristina Hemilse Masip
Prof. Normal y Especial en Ciencias de la Educación.
Asesora pedagógica institucional
E-mail: licmasip@hotmail.com

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