Boletín de AIEPBA. Año VIII - Nº 75. Buenos Aires. Diciembre de 1998.
Cuando se trata de reubicar en los espacios institucionales del Polimodal, a los docentes que se desempeñan actualmente en la escuela en el nivel medio, surgen dudas. La Lic. Cristina Masip analiza la propuesta que generan los proyectos institucionales de excedencia, como una alternativa a considerar.
Durante la organización de los diseños curriculares de las modalidades del Polimodal, aparecen numerosos interrogantes; tanto para los establecimientos educativos que inician el nivel, como para aquellos que ya poseen el actual nivel medio.
Algunos de estas inquietudes, son compartidas por unos y otros. Pero para los que deberán sostener la coexistencia de estos nuevos diseños con los planes que caducan, quizás los problemas más acuciantes giren en torno a la intención de organizar un proyecto de calidad, conforme a los requerimientos propios y de la comunidad -lo cual ya constituye por sí mismo un gran desafío-, y la necesidad de garantizar el puesto laboral a los docentes que se desempeñan hoy en la escuela.
En este contexto, propietarios, directivos y asesores, comenzamos a “rompernos la cabeza” intentando lograr la compatibilización que a veces es imposible.
¿Qué se debe privilegiar? ¿Cómo resolverlo?
Ver claro
A esta altura del año y de los acontecimientos, todas las escuelas han tomado las decisiones respecto a la elección de modalidades. Quedan, quizás, por organizar los espacios institucionales que permitirán la profundización de los contenidos de orientación, o la creación de aquellos que permitan el abordaje de saberes que la institución considere ineludibles para llevar a cabo el proyecto.
En este punto es en el que le propongo nos detengamos un momento para reflexionar.
y realizar suposiciones... que quizás sean las suyas...
Si al diseñar el proyecto, consideramos que la carga horaria decidida a nivel oficial para los espacios curriculares, es insuficiente, deberemos abrir espacios propios que permitan su profundización. Si además consideramos que nuestros egresados, deberán obtener saberes que les permitan adquirir competencias no contempladas en los CBC o en los CBO, deberemos tomar la decisión de crear el o los espacios para su tratamiento.
Sigamos en el orden de los supuestos... Si además no contamos con el personal capacitado para trabajar estos saberes -ineludibles para el proyecto a implementar-, pero en el establecimiento se desempeñan docentes que poseen una formación que los habilita en otros campos de las ciencias...¿Qué hacer? ¿Resignar el proyecto que “soñamos”, porque debemos reubicar a estos docentes?...o, ¿Seguir adelante y dejar “afuera” a aquellos profesionales que siempre estuvieron acompañando el crecimiento de la escuela?
Un gran interrogante...
Una GRAN decisión...
Si Ud. considera que en el hilo de las estas suposiciones, su situación se acerca al cuadro descrito, le sugiero... VER CLARO.
En primer lugar, NADA puede hacer tambalear un proyecto que consideramos de CALIDAD. Para lo cual, debemos realizar un importante y riguroso análisis de la propuesta de la orientación, que nos permita la claridad necesaria para reconsiderar la asignación de los profesionales a estos espacios, intentando, sin forzar roles ni funciones -sobre lo cual los que estamos en educación hace tiempo, podemos contar anécdotas desopilantes-, reubicar a estos docentes en espacios en los que puedan incluirse desde su formación.
En segundo lugar, si esto no es posible, recurramos a la normativa.
La Resolución Nº 4626 del 6 de agosto de 1998, en su anexo, haciendo referencia al personal excedente, dice ... “El personal que pese a la aplicación de lo previsto”... “no pudiere ser reasignado, podrá incluirse en Proyectos Institucionales de excedencia, los que serán aprobados por el Consejo General de Cultura y Educación”.
Esto nos permite, en la Provincia de Buenos Aires, organizar en las escuelas, proyectos que respondan a las necesidades institucionales, a la vez que la reubicación de estos docentes.
Proyectos institucionales de excedencia
No se trata que desde este “permiso”, organicemos acciones “descolgadas”.
Sigamos viendo claro.
¿Cómo organizarlos? ¿Cómo compatibilizar la formación de estos docentes con el nuevo diseño a implementar en la escuela, que no los incluye?
Un diagnóstico preciso nos dará la respuesta.
¿Cuáles son las necesidades que detectamos; los ajustes que debemos realizar? ¿Cuáles son aquellos contenidos -formas y saberes culturales- que consideramos transversales, y que por los resultados del diagnóstico, deben tener un espacio especial para su tratamiento?
Veamos algunos ejemplos...
- ¿Nuestros alumnos tienen dificultades de comprensión?... Organicemos un taller de comprensión de textos.
- ¿La biblioteca no se utiliza en toda su riqueza?... Elaboremos un proyecto referido a su organización y utilización.
- ¿Observamos dificultades en las relaciones humanas?... ¿Por qué no, un proyecto de mediación escolar?
- ¿Deseamos desarrollar actitudes solidarias? ... Quizás con un proyecto de “padrinos de escuelas pobres”, podríamos lograrlo.
- ¿Nuestros chicos leen poco?, ¿No conocen autores argentinos contemporáneos? ... Si se organizaran sesiones de lectura en geriátricos...¿Lograríamos revertir la situación?...
- ¿Los recursos económicos no dan para organizar salidas educativas? ... El laboratorio, la sala de computación, los espacios libres... ¿Nos permiten la organización de microemprendimientos -en el área de la química, de las ciencias económicas, de la salud, de la informática- que se autofinancien a la vez que permitan un ahorro para solventar estas visitas?
- Los alumnos ¿Sólo sienten gusto por la música de los “boliches”? ... A lo mejor si organizáramos un proyecto de radio que incluyera todo tipo de composiciones, les permitiría apreciar otras manifestaciones musicales.
- ¿Los adolescentes necesitan un espacio para manifestar sus aportes, inquietudes, deseos, miedos.... ? Un proyecto de tutoría podría ayudarlos...
No todos los proyectos de excedencia deben realizarse coordinando grupos de alumnos, pueden también responder a necesidades institucionales -abarcando otras dimensiones del campo institucional: administrativa, organizacional, comunitaria-
- ¿Detectamos fallas a la hora de la promoción? ... Sería importante que desde la institución, nos diéramos la respuesta a la causa del problema... Pues bien, un buen proyecto de investigación, que “se meta” en los archivos, que desempolve datos guardados, que analice resultados y modalidades de las evaluaciones, así como las estrategias didácticas utilizadas en aquellas asignaturas “difíciles”, nos ayudarán a comprender procesos y productos.
- ¿Los docentes no conocen a fondo la situación de sus alumnos en otras áreas?... Quizás con un proyecto que organice la información que cada uno brinda y necesita, con un docente procesador de esta información, que coordine acciones de retroalimentación que estos datos permite, facilitaría el proceso pedagógico de cada uno.
- ¿La propuesta pedagógica y organizacional de la reforma, necesita un análisis más “dedicado”?... Podríamos organizar circulares técnicas -breves y específicas- para acercar a los docentes, realizadas por aquellos especializados en determinados aspectos.
- ¿Las estrategias de evaluación de los docentes, no condicen con la línea pedagógica de la escuela?... Quizás la organización de encuentros departamentales, con un docente coordinador que se ocupe de recopilar o analizar bibliografía sobre el tema, podría ser una posibilidad a desarrollar.
- ¿Las familias no vienen a la escuela? ¿No se comprometen con el proceso de aprendizaje de sus hijos? ... Un taller de padres, sería un proyecto interesante para integrarlos a la escuela.
- El PEI -Proyecto educativo institucional-, ¿No fue actualizado? Un docente coordinador, podría revisarlo, generar encuentros con docentes y con alumnos. Sería una forma de apoyar a los directivos en esta tarea que ya analizáramos en otros encuentros y que debe ser de TODOS.
¿Cuáles son las necesidades que detectamos; los ajustes que debemos realizar? ¿Cuáles son aquellos contenidos -formas y saberes culturales- que consideramos transversales, y que por los resultados del diagnóstico, deben tener un espacio especial para su tratamiento?
Veamos algunos ejemplos...
- ¿Nuestros alumnos tienen dificultades de comprensión?... Organicemos un taller de comprensión de textos.
- ¿La biblioteca no se utiliza en toda su riqueza?... Elaboremos un proyecto referido a su organización y utilización.
- ¿Observamos dificultades en las relaciones humanas?... ¿Por qué no, un proyecto de mediación escolar?
- ¿Deseamos desarrollar actitudes solidarias? ... Quizás con un proyecto de “padrinos de escuelas pobres”, podríamos lograrlo.
- ¿Nuestros chicos leen poco?, ¿No conocen autores argentinos contemporáneos? ... Si se organizaran sesiones de lectura en geriátricos...¿Lograríamos revertir la situación?...
- ¿Los recursos económicos no dan para organizar salidas educativas? ... El laboratorio, la sala de computación, los espacios libres... ¿Nos permiten la organización de microemprendimientos -en el área de la química, de las ciencias económicas, de la salud, de la informática- que se autofinancien a la vez que permitan un ahorro para solventar estas visitas?
- Los alumnos ¿Sólo sienten gusto por la música de los “boliches”? ... A lo mejor si organizáramos un proyecto de radio que incluyera todo tipo de composiciones, les permitiría apreciar otras manifestaciones musicales.
- ¿Los adolescentes necesitan un espacio para manifestar sus aportes, inquietudes, deseos, miedos.... ? Un proyecto de tutoría podría ayudarlos...
No todos los proyectos de excedencia deben realizarse coordinando grupos de alumnos, pueden también responder a necesidades institucionales -abarcando otras dimensiones del campo institucional: administrativa, organizacional, comunitaria-
- ¿Detectamos fallas a la hora de la promoción? ... Sería importante que desde la institución, nos diéramos la respuesta a la causa del problema... Pues bien, un buen proyecto de investigación, que “se meta” en los archivos, que desempolve datos guardados, que analice resultados y modalidades de las evaluaciones, así como las estrategias didácticas utilizadas en aquellas asignaturas “difíciles”, nos ayudarán a comprender procesos y productos.
- ¿Los docentes no conocen a fondo la situación de sus alumnos en otras áreas?... Quizás con un proyecto que organice la información que cada uno brinda y necesita, con un docente procesador de esta información, que coordine acciones de retroalimentación que estos datos permite, facilitaría el proceso pedagógico de cada uno.
- ¿La propuesta pedagógica y organizacional de la reforma, necesita un análisis más “dedicado”?... Podríamos organizar circulares técnicas -breves y específicas- para acercar a los docentes, realizadas por aquellos especializados en determinados aspectos.
- ¿Las estrategias de evaluación de los docentes, no condicen con la línea pedagógica de la escuela?... Quizás la organización de encuentros departamentales, con un docente coordinador que se ocupe de recopilar o analizar bibliografía sobre el tema, podría ser una posibilidad a desarrollar.
- ¿Las familias no vienen a la escuela? ¿No se comprometen con el proceso de aprendizaje de sus hijos? ... Un taller de padres, sería un proyecto interesante para integrarlos a la escuela.
- El PEI -Proyecto educativo institucional-, ¿No fue actualizado? Un docente coordinador, podría revisarlo, generar encuentros con docentes y con alumnos. Sería una forma de apoyar a los directivos en esta tarea que ya analizáramos en otros encuentros y que debe ser de TODOS.
Un espacio... Un docente...
No se trata de forzar un lugar para un docente.
Se trata de pensar en estrategias para dar respuestas.
Un proyecto se organiza siempre para dar solución a una necesidad.
Por eso es importante realizar un diagnóstico que nos permita detectar aquello que “nos falta” o que “debemos ajustar”.
Seguramente, que en este listado de necesidades que realicemos, encontraremos el espacio para que nuestros docentes puedan incluirse coordinando acciones que permitan el crecimiento mutuo.
Los ejemplos dados, son sólo eso... ideas que “tiré sobre la mesa”... Pretenden ser disparadores, para que Ud. y su equipo docente, Sr Director o Sra. Directora, piensen en distintas posibilidades.
Seguramente, su creatividad será mucho más rica, ya que sólo Ud. y su grupo de profesionales conocen a fondo su contexto. Esto le permitirá organizar proyectos de excedencia -recordemos que para su implementación, deberán ser aprobados por el Consejo General de Cultura y Educación- con criterios de realidad y posibilidad. Y lograr sobre todo, que los “viejos” docentes de la casa, se integren a su proyecto de calidad; el que soñó al decidir la modalidad y organizar la orientación.
Lic. Cristina Hemilse Masip
Prof. Normal y Especial en Ciencias de la Educación.
Asesora pedagógica institucional
E-mail: licmasip@hotmail.com